A su espalda quedan las huellas
de la vida: amor, sueños, olvido.
Nunca vuelve la mirada.
(Sabe que el pasado ha muerto.)
Ordena sus pasos
hacia el tiempo dormido,
con emoción muda y lágrima seca.
Su mirada no tiembla
ni quiebra su voz el secreto de los días.
El viajero vive -y muere- en el camino.
[De Cuaderno de sombras, 2001]
Imagen: Chema Madoz